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Quiero hacer mi auto-publicación: ¿cómo hago para diseñarla?

  • Foto del escritor: Daniela Zuluaga
    Daniela Zuluaga
  • 15 jul 2020
  • 6 Min. de lectura

Cuando uno arranca este camino de la auto-edición surge siempre la duda de Bueno, pero, ¿cómo pongo las cosas sobre la hoja? Ahí nos damos cuenta de una cosa muy bonita y es que no sabemos cómo se hacen los libros. Es como cuando uno escribe el texto sobre, por ejemplo, una mariposa y en realidad no sabe qué partes del cuerpo tiene, ¿no son alas, un palito y ya? Sabes que el texto te va a quedar charro si lo dejas así y entonces empiezas a investigar sobre las mariposas y te das cuenta de que son este bicho hermoso y súper complejo. Lo mismo pasa con las publicaciones. Te interesan y te gusta tenerlas, pero no sabes cómo llegaron a ser lo que son. Y entonces, gracias a la auto-publicación, empiezas a acercarte y conocer más a tu amado, a los impresos, y indagar sobre de dónde viene, cuál es su familia, su peli favorita, todo.

La manera en que se disponen las cosas sobre el papel es algo que debemos aprender para poder hacer auto-publicaciones. Hay muchas más, como el tratamiento que se le debe dar a los textos, los aspectos legales y financieros que las rodean, la manera en que se producen, pero esas no van a ser el tema de hoy. El tema de hoy es la diagramación, que es el nombre que se le da a poner las cosas (texto, imágenes) sobre el papel. La idea es contarles cómo ha sido la manera en que yo me he acercado a este arte para que recojan de ahí lo que les pueda servir. Aclaro que esta es la historia de alguien que empezó en ceros; puede que ustedes si estudiaron diseño, como lo hacen todas las personas iluminadas por los dioses, no tengan que irse tan atrás. Pero bueno, acá vamos:

Tijeras y pegastick

Algo mágico de las auto-publicaciones, y sobretodo de las que se consideran fanzines, es que no hay reglas estéticas establecidas. Cada quien decide cómo quiere que se vea su publicación. Esto es muy liberador, sobre todo cuando uno empieza, porque te da el impulso para arrancar sin miedo a que lo vayas a hacer mal. Así comenzamos nosotras, mis compañeras de Barullo y yo, a diagramar nuestros fanzines. Pura tijera y pegastick. Imprimíamos los textos desde Word, pero realmente los diagrabábamos de manera análoga; los recortábamos y los acomodábamos. Esas primeras ediciones tienen mucho collage y dibujos hechos a mano; los números de página, los títulos. La mezcla de cosas le dio un toque muy bonito porque contribuyó al barullo que ya estaba en el contenido.

Aunque esto es muy bello, y es súper recomendado probarlo y volver a hacerlo, tiene sus problemas. Lo primero son las márgenes. Es difícil pensar en las márgenes porque uno tiene al frente la hoja completa y cree que dispone de todo ese espacio. La vaina es que la impresora siempre necesita un pequeño espacio para agarrar las páginas, una cosa de unos cinco milímetros a cada lado, y si no lo tienes en cuenta te saldrán cortadas las copias. Puede parecer algo chiquito, pero es frustrante no ver el trabajo de uno completo.

La otra cosa es que el archivo te queda físico. Si piensas en sacar más copias tienes que ser muy cuidadosa de guardarlo bien. Aún así, y como el pegastick no es que sea el pegante más eficiente del mundo, corres el riesgo de que el archivo se dañe y siempre tengas que ponerle mucho cuidado a la hora de sacar una nueva impresión.

Y, bueno, lo último es que se va a notar que lo hiciste de esa manera. Siempre se va a ver como algo artesanal. Es encantador, pero también a veces frustra que el trabajo de uno no se vea tan profesional y que la gente lo vea con cariño en vez de con admiración. Entonces, bueno, si esto no te importa mucho, no estás tan interesada en sacar reimpresiones y te animas a ser cuidadosa con las márgenes, creo que está muy bien seguir por acá. Si no, te invito a seguirme al siguiente paso del camino.

Word

Bueno, obviamente nuestro amigo de toda la vida tenía que estar por acá. Lo usamos diariamente para hacer de todo: los textos del trabajo o de la universidad, nuestros cuentos, listas. Claramente es una opción en la que uno siempre va a pensar; la vieja confiable, pues. La cosa es, y todo aquel que haya tratado alguna vez de poner una imagen en su ensayo final para una clase podrá entenderme, que Word es muy difícil de maniobrar. Su estructura es demasiado definida. Está hecha para que uno produzca los textos sin tener que pensar mucho en que queden bien, porque él hace que queden más o menos bien. Sin embargo, cuando quieres echarle más sazón y que las cosas queden un poco distintas puede ser un dolor de colón irritado.

Desde las imágenes, hasta la manera en que toca cuadrar la hoja para que salga por cuadernillos, todo esto en Word se logra, pero es muy complicado. Además, siempre tienes el riesgo de que si moviste algo arriba abajo se dañe todo. Word, qué les digo yo, es una buena escuela, pero no se compliquen y partan de ahí pronto. Hay incluso otros programas de Microsoft que nos pueden servir más como es nuestro querido amigo que estoy a punto de presentarles.

Power Point

¿Qué? ¿No era este el que odiábamos gracias a las presentaciones feas y descuidadas de los profesores? ¿No era este el que decíamos uy, no, no más presentaciones de PowerPoint? Bueno, pues resulta que PowerPoint ha sido una herramienta poderosa con una injusta mala reputación. Es genial porque es cercana, como nuestro Word. Nos sabemos los comandos, estamos familiarizadas con la manera cómo se ve, es fácil encontrar cada cosa, y; por el contrario del Word, es supremamente versátil. Te deja poner la hoja como quieras, poner las imágenes donde más te guste, te da relativamente buenas alternativas de cómo disponer el texto. Muchas veces no nos la pensamos para impresos, pero es genial.

Yo lastimosamente llegué a PowerPoint muy tarde. Fue Margarita Valencia en el primer taller que tomé con ella de edición comunitaria la que me hizo caer en cuenta de eso. Ahí lloré mis ojos por todos los dolores de estómago y horas que me pude haber ahorrado. Se los digo a ustedes ahora esperando que esta información no les llegue muy tarde y puedan ser felices con esta maravillosa herramienta.

InDesign

Mi salto fue más largo. De Word me pasé a InDesign, que es como pasar un río crecido cuando estás acostumbrada a nadar en piscina. Se logra, pero cuesta. InDesign es un programa de Adobe, los mismo que hacen el lector de pdf para los que como yo no saben mucho de esto. Es perfecto para diagramar publicaciones porque es su finalidad en la vida; nació para esto, no como los otros que tuvieron que acomodarse a nuestras necesidades. Es lo que usan las editoriales para hacer libros. Es genial.

Lo que pasa con InDesign, y la razón por la que llegué a acá mucho tiempo después de arrancar, es que tiene dos barreras grandes para acceder a él: toca pagar para tenerlo y es muy raro si estás acostumbrada a los programas de Microsoft. Pasar esas barreras puede tomar tiempo, pero uno no se arrepiente. Una vez lo aprendes a usar InDesign es una delicia y las publicaciones quedan hermosas. Yo lo que yo hice para superarlas fue irme a Unilago a que alguien me instalara el programa (si necesitan el dato me dicen); que me costó como unos cuarenta mil pesos y también me instaló otras cosas chéveres. También tuve que ver tutoriales en internet, hablar con amigos y meterme a clases. Sí, no es sencillo, pero vale la pena y mucho.

Bueno, hasta acá va mi camino. Por ahora estoy dichosa con InDesign pero las tijeras, el pegastick y Word fueron una escuela gigante. Espero que esto les sirva para sus publicaciones y proyectos que tengan en mente. Hoy, también, les quería dejar un regalito, del que me siento muy orgullosa. Es mi último proyecto digramado. Fue el trabajo final de un curso que tomé en el Caro y Cuervo que se llama Diagramación básica para proyectos editoriales y lo da el profesor Ignacio Martínez-Villalba. Recoméndadisimo si lo de InDesign les quedó sonando.

El libro es Aura, de Carlos Fuentes, que, además es tremendo cuento largo. Le puse todo el corazón y estos años de aprendizaje para que quedara así de lindo. Pero, bueno, me cuentan a ustedes qué les parece.


Aquí les dejo el link para que se lo descarguen: libro Aura


Y, si de pronto quieren ver algún otro de los trabajos que he echo vayan acá.

Otra cosa que quería decir, y ya para acabar, es que este fue mi camino pero pueden haber mil más. Existen muchas maneras, muchos programas. Si esto les interesa sean creativos, piensen qué programa de los que tienen por ahí les puede servir, ¿tal vez Paint? Busquen en internet. No dejen que este tipo de cosas las detengan si están entusiasmadas con hacer auto-publicaciones. Posibilidades es lo que hay.

Qué tengan buen miércoles y nos vemos la otra semana.


¿Les gustó entrada o no tanto? ¿Les gustaría más cosas así? Me cuentan.


 
 
 

1 Comment


Juan Biermann
Juan Biermann
Jul 15, 2020

Daniela, gracias por tu generosidad al compartir tu experiencia y saber acumulado. Te invito a que sigas tu senda explorando el mundo del software libre. Hay muy buenos programas, de libre descarga; y que, al usarlos, te hacen parte de una comunidad global que dice sí a la cultura libre. Por ejemplo, para diagramar, está el Scribus (que puedes descargar gratis de scribus.net ); para manejo de imágenes están GIMP, Inkscape y Krita. Lo que te recomiendo de corazón es que te atrevas a usar el sistema operativo Ubuntu Studio, en el que hallarás todos los programas que te menciono y muchos más. Ese es el que yo uso y ya no extraño el Adobe, ni mucho menos el Windows.…

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