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  • Foto del escritorDaniela Zuluaga

Sentir cada palabra. Lectura lenta y poesía

Hace unos años me entraron unas ganas tenaces de leer la biblia completa. Fue luego de ver la clase con Giselle en la universidad y encontrar ese espacio, que tanta falta me hacía en los sermones, de disfrutar y cuestionar las palabras antiguas de este texto. Quería leerlo todo, como tal vez también le pasó a Lutero, para a través de la lectura crear mi propia relación con dios. La mía sola, sin nadie en medio.

Fue maravilloso. Me compré una biblia chiquita y roja en Moserrate un día que subí con mis papás. Me fascinaban esas imágenes del génesis, de la tierra formándose, las historias de ciudades muy viejas, de reyes y reinas, de celos, de mujeres salvadoras de pueblos. Me molestaban las reglas absurdas y numerosas, los tabúes, las repeticiones de nombres, de años. Me asombraba ver que ese libro que creía tan nuestro es en realidad de un pueblo chiquito, muy particular, muy elegido.

Iba a toda con mi lectura, muy orgullosa, hasta que llegué a la parte de poesía. Me encontré con los salmos y todo se detuvo. Y no es porque sean malos. Todo lo contrario, son hermosos. ¡Por dios, si me aguanté números y levítico y todo eso! Pero es que ahí pasa algo, y es algo que también explica porque mis libros de Lorca siempre están por la mitad, y es que leer poesía requiere una lectura distinta, una lectura más quieta, más de a poquitos, más de disfrutar cada palabra y quedarse ahí un rato, como si fuera una hamaca o un pedazo de pasto, descansando.

Fue una lectura cada vez más y más pausada hasta que paró por completo. Mi proyecto de leer la biblia completa quedó ahí, guardado en el cajón de la mesita de noche.

El año pasado, hace ya casi exactamente un año, Burbuja se murió y eso me hizo doler el corazón por primera vez en la vida. Tenía el pecho inquieto y quebrado y no podía dormir. Ahí volvieron ellos. Los salmos fueron como una pomada que, si bien no me curaban, me dejaban más tranquila. En ellos yo escuchaba a tanta gente como yo queriendo no estar tan triste y sola, gente sintiéndose muy pequeña, gente con unas ganas inmensas de que hubiera un ser más grande y más eterno en el que confiar. Volvieron también despacio, de a poquitos, pero constantes. Mis compañeros en las noches de tristeza y de ansiedad, porque además de todo no estar con Burbuja es haber perdido la tranquilidad, los paseos en la noche, la que me descargaba la pesadez de la vida.

Hace una semana los acabé. Y sentí que al hacerlo había logrado una pequeña victoria. Para celebrar eso y también para compartirles lo hermosos que son los salmos, les quería dejar una pequeña selección de las partecitas que más me gustaron.

Espero que las disfruten y se animen a leer más. Ya les iré contando cómo sigue mi proyecto con el resto de textos poéticos de la biblia y luego ya con el nuevo testamento.

Gracias por estar acá leyendo.

Hasta la otra semana.

Por cierto, si leyeron la entrada de la semana pasada y se quedaron con la duda de si me fue bien o no con las planchas de Barullo les quería contar que sí, que quedó muy bien la impresión. Esperen muy pronto noticias del lanzamiento.




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