No quiero terminar este año sin tachar de la lista un pendiente viejo: incluir una sección con textos que he hecho en la página web. Porque es que a veces la gente me dice: ah, ve. Y dónde puedo leer lo que escribes. Les digo que en fanzines regados por ahí y en algunas antologías. Pero pues, se siente un poco disperso. Entonces hace tiempo venía pensando que sería chévere tener un espacio en el que pudieran estar algunos de mis textos, para que se puedan leer y para que la gente se haga una idea de lo que escribo cuando hago ficción. Este será. Bueno, este no, porque este es el del blog, pero será el de la sección obra, e igual cada vez que ponga uno nuevo lo comentaré acá.
El texto con el que quiero inaugurar la sección es Aprender a tejer. En parte porque siento que me quedó bien y se los quiero mostrar. En parte porque quiero que sirva como una manifestación al universo. Es un texto que habla de echar para atrás, de conectar con la raíz. Siento que es perfecto para estos días de frío, de estar lejos, de cierre. Lo volví a leer para ponerlo acá y sentí que ya no era la Daniela que escribió ese texto, ni la que lo vivió. Estoy, sin embargo, muy contenta con las tres y creo que las tres siempre, sin importar la edad o el lugar en el que nos encontremos, nos vamos a sentir identificadas con esta parte de la última sección del cuento.
“Cansada de mí me voy para Honda. Quiero recargarme y que el sudor me ponga la piel pegachenta. Eso me quita el brote rojo que a mi piel le da el frío de la montaña. Sentirme linda y gorda. No hablar con nadie más sino solo con ella, con mi abuela, y seguirla a todos lados”.
Espero que disfruten de este texto y que, como a mí, les caliente el corazón para este nuevo año que viene. Ojalá que esté lleno de cosas lindas, entre esas, abrazos de abuelas y una que otra entrada de este blog.
En este enlace pueden leer el texto completo. Ahí lo podrán ver, además, con las bellísimas ilustraciones que hizo Natalia Leal de cuando lo publicamos en Barullo.