top of page
Buscar
  • Foto del escritorDaniela Zuluaga

Ser literata

He decidido que haya una nueva sección en el blog para cuando haya semanas en las que solo tengo una neurona viva en mi cabeza. Van a ser entradas con más libertad, más escritas rápido, en la noche, antes de lavar la loza y a pocas horas de que sea miércoles. ¿Por qué lo hago? ¿Es cumplir por cumplir? ¿Por qué tiene que salir esto cada miércoles? Pues porque es un compromiso de yo conmigo misma y esos, que son los que casi siempre suelo romper, son los más importantes. Son los que nos mantienen en pie cuando todo lo demás falla. A la final siempre estamos solas.

En el medio de las cosas por hacer he sentido un río de pensamiento que va fluyendo al fondo de mi cabeza. Es pensamiento como río porque es como de esas cosas que siempre han estado en el paisaje y ya una las normaliza, las da por sentado. Es el río de esta decisión de haber estudiado literatura, de qué implica ser una literata hoy. Yo quería hace algún tiempo escribir algo sobre ese río para un proyecto que estaban por sacar algunos y algunas estudiantes del departamento de literatura de los Andes, pero no lo hice. Fluye ahora acá en esta noche cansada, cansada de piernas, cansada de todo. Aquí va:

Ser literata es una duda constante sobre en qué vas a estar trabajando el otro mes. Es no saber si vas a ganar seis pesos o solo uno o ninguno, todo puede pasar. Es desconocer cuánto cuesta lo que haces porque, ¿cómo le vamos a poner precio al arte? Es graduarte y no saber sobre derechos de autor.

Ser literata es ir a una fiesta en la 85 y preferir decir que eres politóloga para no tener que decirle al pendejo que te sacó a bailar que qué libro le recomiendas leer. Es que en los brindis familiares te pongan a decir algo porque eres “la literata”, la que sabe de eso. Es que tu abuelo te haga chistes sobre que va abrir un colegio y así tengas donde dar clase para que puedas vivir de algo.

Ser literata es andar por la vida buscando cosas mal escritas, para corregirlas compulsivamente. Es darte rabia por mandar un mensaje de WhatsApp con una coma mal puesta. Es esa sensación de superioridad erudita de burlarte internamente de alguien cuando comente un error al hablar o al escribir.

Ser literata es haber tenido que ir a fiestas malísimas, sin reguetón, y luego terminar disfrutándolas y dándolas. Es botar datos que nadie te ha pedido sobre lo que escribían en Francia en el siglo XIII. Es opinar, opinar, opinar y rara vez hacer o producir algo. Es ir a las casas muy finas de tus compañeras y decir claro, si uno nace acá tal vez tenga más sentido haber estudiado esto.

Ser literata, que es distinto a ser estudiante de literatura, es ganarse un síndrome de colón irritado. Es no tener ni idea de cómo lidiar con una jefe. Es derrumbarte ante los malos comentarios, tú tan siempre acostumbrada a sacar notas por encima de 4.4.

Ser literata es volverte una experta en quejarte mucho, en el drama, en cada vez tener mejores palabras para describir la pequeñez de tus problemas. Es empezar a tener síntomas de tristeza extrema, de inmovilidad, de sentirte muy poco ante la vida, ante todo. Es esa pequeñez de saber que te piensan completamente imprescindible, bello adorno, cosa linda.

Ser literata es difícil, pero bueno, acá estamos y acá seguimos, dando la lucha.

Hasta acá llega esto. Gracias por seguir leyendo, eso es en últimas lo que sostiene a esta literata cansada.


Hasta el próximo miércoles.




97 visualizaciones1 comentario

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page