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  • Foto del escritorCami y Dazu

Tusa catártica: dejar ir para ser

Cuando arranqué este blog prometí que iba a ser un espacio para distintas voces. Lo cierto es que no he cumplido esa promesa y las entradas cada vez más han estado padeciendo de ese yoismo cansón que siempre me persigue. Sin embargo, hoy ha llegado el día. Nos costó un buen rato a Cami y a mí tener lista esta entrada porque no es tan sencillo escribir a dos manos. A la final nos decidimos por replicar una conversación que tuvimos y ver qué pasaba desde allí.


Les cuento un poco de qué va: al empezar con el blog me di cuenta que ciertas entradas me estaban sirviendo como una especie de catarsis de lo que viví en el Grupo Las Troyanas. No era una intención premeditada del blog pero fue surgiendo yo creo que porque mi corazón lo fue encontrando necesario.


Desde hace rato había querido sacar una entrada que hablara más directamente de ese proceso. Esa es esta entrada. Es una entrada que no podía nacer solo de mis diez yemas de los dedos porque sentía que Cami siempre se me atravesaba en el pensamiento cuando planeaba qué era lo que iba a escribir. Es por eso que Cami, mi querida ex-compañera de Troyanas, es hoy mi compañera acá en esta especie de conversación catártica y reflexiva sobre nuestro paso por el grupo.


Sin más, les invitamos a leer la conversación y a, si lo desean, participar en ella.


D: Bueno Cami, entonces, aquí estamos las dos escribiendo juntas esta entrada como amigas y como personas que pasamos por esas mismas vivencias y tuvimos reflexiones sobre el mismo tema. Además, porque también al interior del grupo tú, yo, y algunas más, éramos las que tratábamos de preocuparnos porque estuviéramos bien. Aunque nos quedó esa sensación de nunca lograrlo por completo ¿no?


C: Sí, es cierto, hay que verlo con comprensión porque incluso intentamos crear este comité de cuidado pero en realidad no teníamos las herramientas para que fuera efectivo, hacíamos lo que podíamos. En todo caso, te agradezco el espacio, porque me parece muy lindo poder hablar sobre ello. Ya ha pasado cierto tiempito y hay veces en que se toma ciertas decisiones, en mi caso la de tomarme una pausa del grupo, pero muchas veces una no se da cuenta de lo que trae eso, de las implicaciones.


Yo creo que una de las cosas que a una más le sorprende es qué tan dificil o qué tantas repercusiones emocionales implica no solo el estar ahí, no solo por esa causa tan fuerte como lo es prevenir la violencia sexual, sino también el salirse de ahí y decidir ir por otra cosa. A mí me asombró mucho porque después de esa reunión que hicimos a principio de año como cierre del año pasado y como inicio de este, en la que varias dijimos que ya no continuábamos, yo me acuerdo que en serio lo sentí con mucha tusa, como algo que lloraba; y yo me decía respecto al proyecto “pero es que esto ha sido como un bebé, un bebe al que ayudé a hacer fuerte y yo puse mucho de mí”, entonces lo veía con mucha frustración, pero también teniendo presente que no podía continuar así. En mi caso por todas las repercusiones emocionales que dejaba en mí sumadas a las repercusiones emocionales de lo que estaba viviendo. Entonces fue muy curioso darme cuenta, cuando hablamos, que tú también lo sentiste así y que incluso las demás ese día también nos dijeron que sentían cómo si les estuviéramos terminando, como en una relación.


D: Sí, yo siento que yo viví la tusa, por así decirlo, en ese último año de la relación (risas). Ya en ese momento en el que dije no quiero más, yo ya estaba muy tranquila con lo que estaba sucediendo. Aún así cuando ellas dijeron que sentían como si les estuviera terminando su pareja me impactó porque yo también lo estaba pensando. Fueron tantas cosas que vivimos. El grupo se vuelve como un tener algo en común, así como cuando una está en una relación.


Siento que esa tusa volvió una vez comencé a escribir. Se ha vuelto como una especie de catarsis de eso que estaba pasando. Creo que es un buen momento para charlarlo contigo y ponerlo sobre la mesa, también porque tal vez pueda dialogar con las chicas que están en el grupo todavía.


C: Sí, de acuerdo y también para proyectos futuros, porque la idea no es que dejemos este tipo de activismo o este tipo de causa por lo vivido, porque a veces no supimos cómo manejar las cosas entonces ya chao, sino que se trata también de aprender de eso.

Me parece curioso porque lo pensamos así para abrir y visibilizar, pero entonces ¿qué pasaba con nosotras? porque si me dices que sientes que ahora tienes el espacio pues seguro antes no lo sentías. Yo concordaría con eso porque yo siento que era un activismo muy hacia afuera

Algo que me parece curioso es lo que dices de que este blog es tu espacio de catarsis, porque en cierto modo pensamos al grupo como ese espacio catárquico, también para poder lidiar con toda las repercusiones en el cuerpo de una mujer, en su mente, en muchos aspectos de su vida que supone este tipo de problemática como es la violencia sexual. Me parece curioso porque lo pensamos así para abrir y visibilizar, pero entonces ¿qué pasaba con nosotras? porque si me dices que sientes que ahora tienes el espacio pues seguro antes no lo sentías. Yo concordaría con eso porque yo siento que era un activismo muy hacia afuera. Siento que una lo hacía también muy parada, en serio tratando de poner este tema, el cual cae tanto en ciclos de silencio, sobre la mesa, queriendo que se haga oír; pero en este trabajo una se viene a dar cuenta de que también todas hemos pasado por este tipo de violencias dentro de la violencia de género, y una se pregunta pero y bueno y donde queda todo este activismo, lo que te decía se da hacia afuera pero ¿y adentro qué?


D: Eso sumado a que una de las cosas que nosotras más posicionamos como grupo era que nuestro trabajo no era una simple traducción de la denuncia de las mujeres víctimas. No era como “ay, vamos a traducirles estos testimonios a un formato más bonito para que así ustedes lo puedan leer”. Nuestro trabajo lo pensábamos más como algo de “yo me estoy parando frente a estos testimonios que estoy leyendo y los estoy asimilando dentro como Daniela, y luego les propongo esto nuevo que es lo que yo vi y que resalta también las problemáticas que yo percibo desde lo que puedo hacer con mi escritura”. Yo creo que ese proceso es algo muy importante de lo que hace Troyanas y por eso es un proyecto tan valorado. Lo que pasa es que tenía ese problema de que tú te metías las cosas adentro, las mezclabas con todo lo que ya traías, pero realmente no lo sacabas. El texto que sacabas estaba más enfocado a las mujeres, a las víctimas, a visibilizar lo que les estaba pasando pero no lo que te estaba pasando a ti. Se quedaba en un medio camino en el que sí visibilizábamos pero nos quedamos adentro con eso, no sacabamos la violencia que estaba entrando a nuestros cuerpos, sino que se quedaba ahí.


C: Sí, como si fuésemos un gran contenedor de todas estas cosas, y venía con esta otra idea de “el trabajo siempre para la otra” también como respuesta a saber todo lo que pasa con esta problemática, y darte cuenta de lo general que es y de cómo pasa en tantas esferas y tantas situaciones, que no discrimina. Una lo hacía para evitar eso pero no teníamos en ese momento las herramientas, no sabíamos cómo drenar y terminábamos con consecuencias como la que una vez te conté a ti en la que terminaba con pesadillas, o podía estar en un viaje en el paisaje más hermoso y me sentía insegura porque tenía presente todas las cosas que había oído y que sabía que estaban pasando todavía.


D: Lo que nos empezó a pasar fue que esa causa de prevenir la violencia sexual en Colombia primó sobre todo lo que estaba pasando con nosotras, y sobre lo que cada una había querido al entrar al grupo. El trabajo en un punto era enfocado al afuera. Las reflexiones iban hacia cómo hacer mejor ese trabajo y no tanto hacia entender qué estaba pasando con nosotras. Creo que es importante tener en cuenta esto, en todos los trabajos, pero más en un trabajo como el que hace Troyanas que involucra tanto las emociones.


C: Seguro, ahora que lo pienso estos espacios en los que normalmente yo te decía “Dani, estoy teniendo pesadillas” no eran dentro de esas sesiones, pero ahora lo veo también con un poquito de comprensión y compasión hacia nosotras mismas porque era difícil para nosotras responder a todo siendo lo novatas que éramos frente al tema y frente esta gran tarea de sacar una organización como la que es Troyanas, con su gran causa y con todas las implicaciones emocionales que trae. Incluso nuestro cronograma de trabajo estaba muy enfocado hacia la orientación al logro, al resultado, al hacer y cumplir, y no tanto hacia ese descubrimiento del grupo, ni menos al descubrimiento de una misma.


En un punto podía leer cualquier testimonio y ya no me producía nada. Ya lo estaba viendo como algo tan mecánico, como “leo esto y produzco un cuento”. Me estaba volviendo una máquina de producir cuentos.

D:Acabo de caer en cuenta de algo y es que yo en un punto podía leer cualquier testimonio y ya no me producía nada. Ya lo estaba viendo como algo tan mecánico, como “leo esto y produzco un cuento”. Me estaba volviendo una máquina de producir cuentos. Al principio leer los testimonios era muy, muy impactante, pero luego no era nada. Incluso yo le decía a las demás “es normal al principio pero luego se te va a pasar” (risas).


C: Sí, sí recuerdo (risas).


D: Obvio no con ese tono con el que lo estamos diciendo ahorita, pero era algo así. Siento que en el grupo yo no pude salirme de ese rol de crear cuentos, crear cuentos, mostrar cuentos y así. Solamente pude salir de ese rol afuera. Pero me parecería muy hermoso que el grupo lo pudiera hacer, como grupo, desde adentro. Sería increíble.


C: De acuerdo, y ahora que estamos tratando de entenderlo, tal vez ese énfasis en el resultado y consecución de objetivos era una gran defensa, ¿no? Era nosotras tratando de protegernos de todo eso que nos llegaba pero que no sabíamos lidiar. Estoy segura de que no soy la única que se vino a descubrir y a encontrar con más violencias dentro de su vida por ese conocimiento al trabajar en el grupo; pero entonces una, de nuevo, no tenía también ese espacio o no sabía cómo crear ese espacio para no sentirse débil si hacía también una apertura ya no pensada hacia afuera, sino también a hacer ese proceso con una y con el grupo, ¿no?


La verdad creo que hacíamos todo con mucho amor, precisamente para prevenir todo eso que estábamos viendo; pero entonces ese no saber responder hizo que incluso esos sentimientos y emociones desde los cuales creábamos se volvieran incluso utilitarios. Cada una puso como esa máscara o ese gran barrera para tratar de siempre mostrarse como la fuerte y como la que se para y afronta, la que sostiene lo que no podemos dejar derrumbar; porque es que esto sigue pasando y esto no está bien que siga pasando, y todas en serio solo tratábamos de sacar ese proyecto adelante para contribuir con ese objetivo que nos propusimos... Son muchas cosas (risas)


D: Creo que de nuevo esto se enlaza con lo del inicio, con la analogía de la relación. Tratábamos de dar lo mejor, cada una trataba de ponerse una máscara que ocultaba lo que estaba pasando adentro. La relación ya no se volvió como esa motivación inicial que cada una tuvo para estar en ella, eso que cada una vio en el grupo, que vio en cada una de las que estaban ahí adentro, que vio en su causa también, sino que se volvió algo más de compromiso. Algo de estar ahí porque “ya quedé de ir el otro mes donde las mujeres” o “porque tenemos que sacar esta publicación” o “porque nos invitaron a tal taller” o tal y tal cosa. El compromiso nos hacía como seguirle y seguirle dando a un ritmo súper intenso. Sin embargo, hay un momento en que una se para y dice “bueno, cuánto vamos a dar, cuánto no podemos dar y cuánto va a primar la causa sobre nosotras.” Tal vez estábamos cuidando más al grupo, o a la imagen del grupo, lo que hacía el grupo, que a las personas que lo constituían, a nosotras mismas. O sea, ahorita lo hablamos, pero en ese momento yo podía estar viendo que tú te sentías mal pero igual al siguiente día te exigía que tenías que llegar a la reunión y cumplir con tus tareas.


C: Sí, me recuerda a una cosa que una vez mi mamá me dijo. Mi mamá es trabajadora social y cuando estábamos iniciando este proceso de trabajo con idipron me dijo algo así como lo que estás notando, como tener que sacar ese callo y alejarse, aunque una crea que se está acercando a la comunidad con la que trabaja, poner ese rol de automático para alejarse un poco y para continuar con la labor, para que no resulte tan exhaustiva. Y yo me acuerdo que a mí me molestó eso, aunque esa haya sido su experiencia y aprendizaje, porque yo me decía “ pero cómo así que quieres que no me involucre, que lo vea como algo frío, lejano” y ahora que lo dices me doy cuenta de que lo estamos haciendo y viviendo también en el grupo.


También frente eso de la idea de la relación, que fue algo de lo que tú me hiciste caer en cuenta, yo al principio como que me paniquié un poco, porque al fin y al cabo esto también es un voluntariado, ¿no? Entonces, pensaba uno no puede elevar a estatus de relación algo como esto. En una relación hay expectativas porque bueno, hay un compromiso que implica una reciprocidad pero, de nuevo, si bien nosotras queríamos cuidar al grupo no estaba ese grupo que de vuelta luego nos cuidaba a nosotras, ¿no? como que no estaban estos espacios en los que verdaderamente pudiéramos entrar en ese estado de vulnerabilidad como personas que conforman ese grupo al que estamos cuidando, y pudiéramos también entre todas ayudarnos a salir de ese estado de vulnerabilidad. Era algo que no, ni siquiera se tocaba.


D: Exacto, no era que la preocupación no estuviera. Hubo muchas veces que en las sesiones se abría el tema, pero en últimas primaban como las obligaciones, ¿no? Lo pienso sobre todo en ese momento que tuvimos una crisis muy fuerte, en que ya no teníamos recursos para publicar, que estábamos realmente pasando por un momento difícil, que todas ya estábamos agotadas. Ahí, a pesar de que una voz interna nos decía a cada una, “hey, necesitamos detenernos”, y nos pedía como, “hey, pensemos y miremos a ver qué vamos a hacer”, terminó primando el “no, saquemos la publicación, saquémosla como sea. Toca hacerlo. Esto no puede parar”. Esta idea del no poder parar, del no poder detenerse, nos mantuvo mucho tiempo ahí a un ritmo súper difícil de llevar.


C: Sí, eso muestra otra vez esta gran orientación al logro que iba por encima de las relaciones del grupo, por encima de tener esta armonía grupal, de tener estos espacios para permitirse ser vulnerable, para no sentirnos lejanas, para saber una realmente con quien está trabajando y para saber qué hay detrás de esta persona a la que usualmente veo solo como la persona que, no sé, lleva la contabilidad. Así nos movemos en este mundo que al parecer no tiene tiempo para esperar a nadie, también este mundo tan masculinizado que simplemente te dice como “¿ahora te vas a enfocar en tus sentimientos y en tus emociones? No no no, lo que hay es trabajo, bueno, párate y sigue, no te vas a dejar”.


D: Uy, sí, totalmente. Y ya como para cerrar, quería que nos pensáramos en el qué queda ahora. ¿Qué queda después de ese rompimiento?, ¿cómo voltear ese hueco que quedó?


C: Precisamente por esta oportunidad yo comenté estas cosas en el grupo. Lo que me vine a encontrar de nuevo era esto de lo que estamos hablando, este énfasis en la consecución de objetivos y las relaciones se sentían extrañas, era el gran elefante en la sala pero todas lo ignorábamos y seguíamos de nuevo con la publicación. Estamos ahora intentando cambiarlo. Se ha convertido en el norte el pensarnos esos espacios para conocernos más y que así no nos de miedo entrar en estos momentos de vulnerabilidad. Estos espacios nos permiten salir de la idea errada de que vulnerabilidad es debilidad; en realidad para ser vulnerable necesitas ser supremamente fuerte; entrar verdaderamente en esos estados contigo no lo hace cualquiera, y menos con las demandas del mundo. Implica tener presente el saber cuál es el estado de las personas que conformamos este grupo, más allá de solo saber cual es el estado de la consecución de ese logro.


D: Sí, es cierto, y ¿sabes qué también creo? Algo que me quedó a mí es que en el grupo sí surgieron algunos textos que hablaban de lo que estaba pasando al interior de cada una. Por ejemplo este cuento que se volvió muy emblemático para nosotras que escribió Mafe Buitrago, “Negrita bella”. Creo que Jhonny Jimenez también tocó el tema tímidamente, tal vez porque él nunca se sintió tan cómodo con lo que estaba pasando. Yo también tengo un cuento así que no escribí dentro de Troyanas. Lo escribí afuera y siempre me dio miedito mostrarlo. Ahorita que ya me atreví a sacarlo me siento muy contenta. Siento que me gustaría continuar por ese lado con mi escritura. Creo que es más honesto. Además, no sé muy bien cómo expresarlo, pero siento que escribir sobre violencia sexual, o sobre algún tema que te transforme, tiene que ir más allá de mostrarlo. Tal vez hacer esto adentro de Troyanas me daba miedo porque implicaba vivir esos hechos con la escritura, que fueran parte de ti y asumir el llevarlos adentro. Creo que era en esos textos en los que lográbamos realmente esa empatía o esa imposibilidad de empatía, ese “creo que te entiendo”, o ese “esto me desborda y duele”.


C: Sí, tal vez esa escritura más genuina ayude a crear esos espacios. Sería salirse del escribir basadas en un lenguaje premeditado para un objetivo y público, salir de tantas cosas que una tiene que pensar al escribir para otros. Es compartir el ejercicio de escritura para una también, en el que la escritura no solo visibilice, no intente ser mediática, sino al fin íntima; que le permita a una lo que una está ofreciendo, ese “te entiendo” ese “no dudo nada de lo que me estás contando, lo valido y no lo niego”.


Puede ayudar el sentirse como ese gran río al que así como le llegan cosas, así mismo las deja ir; las deja pasar por ese gran cuerpo que es para no convertirse en este río que por no fluir se estanca, se vuelve turbio y se pudre.

Algo que he aprendido este año, y que sería bonito tener presente en estos bellos ejercicios de escritura que requieren de tanta empatía, es permitirse algo así como visualizar que ese papel en el que una está escribiendo también es ese gran amigo que le permite a una drenar tantas cosas; así como la tierra, de la que ese papel viene, recibe sin juzgar. También puede ayudar el sentirse como ese gran río al que así como le llegan cosas, así mismo las deja ir; las deja pasar por ese gran cuerpo que es para no convertirse en este río que por no fluir se estanca, se vuelve turbio y se pudre. Tal vez así seríamos menos rígidas y más permeables, más honestas porque nos permitimos el no saber, el no tener todo controlado. Sería ahora sí real, nos saldríamos de ese “me sumerjo pero en la superficie, voy andando pero con el freno de mano”, lo cual en esta bella interconexión no solo es significativo para quien escribe, sino para quien está allá afuera en esa red inmensa, porque estarías sintiendo que estás siendo genuinamente soportada, porque todas estaríamos en el mismo estado y ya nadie tendría que protegerse.


Que curiosas todas esas cosas de las que una se da cuenta, así como al inicio de la conversación, una las pasa y las siente pero no las entiende verdaderamente solo hasta estos ejercicios, que bueno que haya pasado esto.


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